Capítulo 5. Las instituciones educativas en una sociedad de organizaciones (Javier Gómez Ferri y Víctor Soler Penadés).

 


En este quinto capítulo, se plantea la necesidad de atender a los centros educativos desde el análisis sociológico del proceso de enseñanza.

En este sentido, son muchas las variables que inciden en la organización de cualquier centro educativo; desde los equipos directivos, clave fundamental en el funcionamiento y diferencias organizativas, pero también el barrio donde se encuentra ubicado, la procedencia social del alumnado, las relaciones presentes entre profesorado, la participación e implicación de familiares, los recursos económicos...

Es por ello que, el capítulo plantea la necesidad de entender mejor la sociedad en la que vivimos y su funcionamiento a partir del entendimiento de las organizaciones en la que los miembros de las sociedades desarrolladas pasan tanto tiempo, como es el caso de la escuela.

El aula, el grupo, el centro, son lugares de la actividad docente; de la socialización formal y organizada. Son espacios donde la institución escolar se concreta. Es cierto que lo que ocurre en las aulas es producto de una serie de leyes, reglamentos e instrucciones determinadas desde fuera, la política educativa. Sin embargo, lo que ocurre en el interior de las aulas, así como en los centros educativos, tiene algo único, sin ello, no sería posible entender la educación formal.

La organización escolar responde a una construcción social que se caracteriza por la relación entre sus miembros, las acciones conjuntas y la comunicación existente. Comprender la educación, es comprender los espacios y las interacciones sociales que se dan en las aulas y centros.

Desde la perspectiva docente, el aula es un grupo organizado. Son diversos los factores que determinan su organización. Los docentes dedican parte de su tiempo a crear y mantener las condiciones para poder enseñar. Sin embargo, ni el aula ni el grupo son una organización en sí mismos. Los agentes sociales que intervienen, así como los recursos y el tiempo, son funcionalmente dependientes de esa entidad (el centro).

Respecto a los modelos de organización social, se plantea que la educación responde a la necesidad de extensión del saber entre generaciones, a cohesionar la sociedad en torno a unas normas y valores comunes, a alcanzar una mayor equidad social o a formar élites socioeconómicas.

Durante el período clásico, la teoría de las organizaciones responde a una organización burocrática propuesta por M. Weber a principios del S.XX como manifestación del proceso de racionalización de la sociedad occidental.
La burocratización de las organizaciones no sólo afectaba a la Administración, sino a distintos órganos y organismos con distintos tipos de organizaciones. En las escuelas, reglas y normas sientan los protocolos de actuación. 

Es así como el modelo burocrático es eficiente en la consecución de los objetivos, pero presenta inconvenientes como son la inflexibilidad, el ritualismo burocrático o el hecho de ignorar lo que ocurre más allá de los centros escolares.

En segundo lugar, podemos encontrar el modelo tecnocrático de organización, también denominado taylorismo.
Se trata de un modelo jerárquico, autoritario, rígido y centralizado, donde las tareas productivas son fragmentadas y fragmentarias. El conocimiento global de los procesos queda en manos de la dirección. 
Este modelo estaba presente mayoritariamente en las instituciones escolares del pasado, cuyo objetivo era introducir contenidos en la cabeza del alumnado, por medio de procesos mecánicos, basados en la repetición y en busca de un producto escolar. No obstante, aunque los principios han cambiado, queda mucho de la inercia de este modelo en las escuelas.

Seguidamente, se encuentra la escuela de las relaciones humanas, que toma como punto de partida el estudio de la productividad y rendimiento de los trabajadores, aunque en conexión con la satisfacción en el trabajo. 

Por otro lado, dentro de la teoría de las organizaciones del período posmoderno, las teorías más presentes son: las humanistas y de la personalidad de McGregor, las teorías decisionistas, destacando la de racionalidad limitada de H.A. Simon (toma de decisiones bajo condiciones de información limitada e incompleta), teorías de contingencia y dependencia de recursos (no formas de organización óptima), teorías de la cultura de organización, teorías neoinstitucionalistas, que cuestionan algún elemento del modelo de actor racional de la economía neoclásica, teorías ecológicas, económicas y sistémicas.

A partir de todos estos modelos, se puede afirmar que los centros educativos responden a organizaciones complejas debido a la diversidad de elementos que confluyen, así como la relación con el entorno. 

Dentro de este ámbito, la autonomía de los centros responde a comprender el margen de maniobra que tienen parar gestionar y decidir sobre lo que en ellos acontece. Sin embargo, el sistema educativo español se encuentra planificado, organizado, administrado y ordenado por el Estado, el currículo base por la Administración Central y la autonómica le da su concreción.

La estructura social presente en los centros la encontramos en la doble red de ámbitos escolares, la red privada (incluida la concertada) y la pública y entre la formación profesional y la universitaria. 

Asimismo, se determina que los centros escolares son organizaciones "ahistóricas", ya que no transmiten, cultivan o mantienen elementos propios de su historia, lo que no consolida una imagen o identidad y hace difícil la organización y la creación de una base para desarrollar una memoria colectiva transmisible y perdurable.

No obstante, estas organizaciones están compuestas por un conjunto de personas entre las que se establecen una serie de relaciones (actores sociales), así como un espacio propio, una serie de funciones y objetivos del centro, una división curricular, agrupamientos, espacios y tiempos escolares y una organización u organigrama escolar.

Finalmente, el capítulo plantea una serie de nuevos retos y problemas a los que se enfrentan las organizaciones escolares.

Las reformas educativas emprendidas en distintos países reflejan ese intento de adaptar los sistemas educativos a la realidad actual. Sin embargo, siguen tomando los rígidos modelos burocráticos como modelo de organización de la escuela del S.XXI. 

A nivel organizativo, son diferentes las propuestas determinadas al respecto, como: las comunidades de aprendizaje, las escuelas democráticas, la escuela como organización de aprendizaje y la escuela-red, propuesto por Fernández Enguita en 2008 debido al importante auge de las nuevas tecnologías en la sociedad y, más concretamente, en las escuelas.

Por último, en referencia a este último criterio relacionado con la influencia de las TIC en los ámbitos académicos y su vinculación con la formación de estudiantes, se adjunta una revista científica vinculada con esta temática:

Paredes, Joaquín (2013). "Políticas educativas públicas sobre TIC en España. Tres décadas donde los docentes universitarios influyeron en el cambio educativo". Revista Fuentes; Sevilla. Nº13, 45-78.

https://www.proquest.com/docview/2555640017/1D1F75F0AC2845F8PQ/3





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